El precio del oro al contado alcanzó los 3.263,45 dólares por onza el viernes pasado viernes, mientras acumula una baja semanal del 1,7 %, en un contexto de cambios en la percepción de riesgo global y recuperación de activos bursátiles.
El retroceso se da luego de que el metal llegara a niveles récord por encima de 3.500 dólares, impulsado anteriormente por compras institucionales y demanda especulativa.
En los últimos días, el comportamiento del mercado estuvo influido por el retorno del apetito por riesgo y expectativas de nuevas negociaciones entre Estados Unidos y China.
Durante la semana, el dólar estadounidense experimentó una caída del 0,6 %, lo que en general tiende a favorecer al oro.
Sin embargo, este efecto fue limitado por un ajuste en las proyecciones de política monetaria.
Los mercados financieros estiman que la Reserva Federal podría aplicar una reducción de 0,25 puntos porcentuales en julio, pero se redujeron las expectativas sobre un ciclo prolongado de recortes. Las perspectivas de estabilidad en los indicadores macroeconómicos moderaron la demanda de refugio financiero.
El repunte de sectores tecnológicos en Wall Street y los datos recientes sobre la actividad económica llevaron a una rotación hacia activos más expuestos al riesgo.
A esto se suma el posible acercamiento diplomático entre las dos principales economías globales, luego de declaraciones que sugieren voluntad de diálogo comercial.
La evolución del precio del oro también está relacionada con compras de bancos centrales y la demanda en mercados asiáticos, que han sostenido la cotización durante el primer semestre del año.
En paralelo, la plata mostró una leve suba, mientras que el platino y el paladio se mantuvieron estables en las últimas operaciones del día.