El gobierno español reiteró su pertenencia y compromiso con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) luego de que el presidente de Estados Unidos sugiriera que España podría ser apartada del bloque por su bajo gasto en defensa.
Durante una conversación con el presidente de Finlandia, el mandatario norteamericano señaló que España no cumple con el nivel de inversión en defensa acordado por los países miembros de la alianza.
Mencionó la posibilidad de una revisión de su participación dentro de la organización, generando repercusiones diplomáticas.
España fue uno de los países que no adhirió al nuevo objetivo del 5% del producto interno bruto destinado al gasto militar, fijado en la última cumbre de la OTAN.
Esta posición ha reavivado las tensiones entre los aliados en medio de los esfuerzos por equilibrar las contribuciones de cada Estado.
El ejecutivo español respondió a las declaraciones afirmando que el país es miembro de pleno derecho y que mantiene su compromiso con los objetivos establecidos por la alianza. Aseguró que continúa cumpliendo con sus responsabilidades dentro del marco de cooperación internacional.
La postura española busca sostener el equilibrio entre las prioridades internas de gasto público y los compromisos asumidos con los socios estratégicos del bloque.
Expertos señalan que la expulsión de un miembro de la OTAN no es un proceso previsto en el tratado fundacional y que cualquier decisión de ese tipo requeriría la aprobación de los 32 países integrantes.
Pese a los comentarios del mandatario estadounidense, no existe indicio formal de que se haya iniciado un proceso de revisión de la membresía española.
Sin embargo, la situación vuelve a exponer las diferencias sobre el reparto de cargas financieras dentro de la organización y su impacto en la cooperación militar transatlántica.