Ante el descenso de las temperaturas, diversos especialistas en salud y seguridad recomiendan tomar ciertas precauciones al momento de utilizar sistemas de calefacción dentro del hogar, con el objetivo de reducir efectos adversos asociados al ambiente seco que generan estos equipos.
Uno de los consejos más frecuentes es colocar un recipiente con agua en el mismo ambiente donde se utiliza la calefacción, ya sea sobre radiadores, cerca de estufas o calefactores eléctricos.
Esta medida permite mantener un nivel mínimo de humedad, lo que ayuda a evitar la sequedad de garganta, piel y mucosas.
Otra opción es el uso de humidificadores eléctricos, aunque se sugiere siempre controlar los niveles para no generar condensación excesiva.
Se recomienda ventilar los espacios al menos una vez al día, incluso durante el invierno, para permitir el recambio de aire y prevenir la acumulación de dióxido de carbono o monóxido en caso de utilizar sistemas a gas.
Asimismo, se sugiere no elevar demasiado la temperatura interior. Un rango entre 18 °C y 21 °C es considerado suficiente para ambientes cerrados, y evita contrastes bruscos al salir al exterior.
En habitaciones utilizadas para dormir, se aconseja no dejar encendidos equipos de calefacción durante toda la noche, especialmente si son de combustión.
En caso de necesitar calor continuo, se puede optar por sistemas con termostato automático, que regulen la temperatura y se apaguen cuando se alcance el nivel establecido.
Todos los dispositivos de calefacción deben contar con revisiones periódicas para asegurar su correcto funcionamiento.
En el caso de equipos a gas, la revisión debe realizarla un técnico autorizado para prevenir posibles fugas o fallas.
Los filtros de equipos eléctricos también deben ser limpiados con frecuencia para evitar acumulación de polvo que pueda afectar la eficiencia o provocar incidentes.