Las operaciones militares en Medio Oriente se intensificaron con la continuación de bombardeos israelíes sobre instalaciones estratégicas en Irán.
Según información difundida por medios oficiales, los ataques alcanzaron emplazamientos nucleares, bases de misiles y otras infraestructuras, incluyendo un centro penitenciario vinculado a casos de seguridad interna.
Desde el gobierno israelí se indicó que las operaciones seguirán hasta que se cumplan los objetivos definidos. No se estableció un plazo determinado para el fin de los ataques.
Durante los últimos días, sectores vinculados a la conducción del conflicto expresaron distintos enfoques sobre la estrategia y la duración de las acciones militares.
Algunas voces del ámbito político señalaron la posibilidad de una negociación posterior, mientras que otros insistieron en la necesidad de avanzar hasta desactivar completamente las capacidades militares iraníes.
Las autoridades locales informaron que el lanzamiento de misiles balísticos desde Irán provocó evacuaciones masivas y afectó servicios esenciales.
Se reportaron daños en viviendas e instalaciones energéticas, además de interrupciones prolongadas en ciertas zonas.
Datos oficiales señalan que unas 10.000 personas debieron abandonar sus hogares durante los últimos días como consecuencia directa de los ataques con misiles.
Irán advirtió públicamente que podrían registrarse nuevas consecuencias en respuesta a las acciones militares recientes.
Según analistas citados por medios internacionales, existen escenarios posibles en los que el conflicto podría extenderse o adoptar nuevas fases de confrontación indirecta.