
China está promoviendo el uso del yuan en nuevos acuerdos de financiamiento con distintos países, ofreciendo la posibilidad de convertir deudas en dólares a préstamos denominados en su moneda local.
La estrategia busca ampliar el alcance internacional de la divisa china en medio de un contexto global de cambio financiero.
Varios países han optado por acceder a préstamos o bonos en yuanes, aprovechando tasas más bajas que las del dólar.
Etiopía, por ejemplo, acordó convertir parte de su deuda con China, mientras otras naciones africanas y asiáticas analizan medidas similares para aliviar sus compromisos financieros.
La conversión de deudas implica un costo menor en intereses para los países receptores, ya que los préstamos en yuanes presentan tasas más reducidas que los créditos tradicionales en dólares.
Sin embargo, para China supone una disminución de ingresos financieros, al ofrecer condiciones más favorables que las habituales.
Fuentes citadas por Bloomberg indicaron que esta política está respaldada por entidades financieras chinas y busca fortalecer la liquidez de la moneda en el comercio exterior, especialmente en regiones con vínculos económicos con Pekín.

El impulso al yuan no se limita al continente africano. En lo que va del año, países como Hungría, Kazajistán y Sri Lanka también recurrieron a préstamos o emisiones de bonos en la divisa china.
En total, se han emitido alrededor de 68.000 millones de yuanes, equivalentes a USD 9.500 millones, en deudas y créditos bilaterales.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de China manifestó su intención de promover la cooperación práctica con países en desarrollo, en el marco de una política que busca posicionar al yuan como una moneda relevante en los intercambios internacionales.
De acuerdo con analistas consultados, el aumento de préstamos en yuanes podría contribuir a consolidar la presencia global de la moneda china, reducir la dependencia del dólar y estimular el comercio internacional con tasas de interés más accesibles.