
Brasil propuso una reforma del sistema financiero mundial con el fin de generar USD 1,3 billones anuales hasta 2035 destinados a países en desarrollo para proyectos relacionados con el cambio climático.
El documento denominado “Hoja de ruta de Bakú a Belém hacia los 1,3T$” fue elaborado en conjunto con el país que presidió la cumbre climática anterior. La propuesta sugiere que organismos internacionales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), canalicen recursos hacia las naciones con menos capacidad económica.
Entre las medidas planteadas, se prevé movilizar USD 300.000 millones iniciales y que las agencias de calificación crediticia actualicen sus metodologías para considerar el impacto del cambio climático en sus evaluaciones.
El documento también menciona posibles nuevas fuentes de ingreso, entre ellas los impuestos sobre transacciones financieras y grandes fortunas, así como mecanismos de inversión a través de bancos multilaterales de desarrollo.

El plan busca facilitar el acceso a financiamiento para los países que enfrentan dificultades para ampliar sus fuentes de energía limpia y adaptarse a fenómenos meteorológicos más extremos.
Además, se propone que las instituciones internacionales analicen la posibilidad de reasignar derechos especiales de giro del FMI para financiar actividades vinculadas al clima, estimando que esa medida podría generar USD 230.000 millones adicionales al año.