De acuerdo con datos de la oficina nacional de estadística, la economía alemana se redujo 0,3% entre abril y junio, cifra que representa una revisión a la baja frente al cálculo preliminar de -0,1%.
El resultado estuvo marcado por una caída en la inversión y un desempeño más débil de la producción industrial.
El informe oficial indicó que la inversión disminuyó 1,4% en el periodo, mientras que el consumo privado aportó menos de lo esperado.
La oficina detalló que la industria manufacturera presentó un rendimiento inferior a las proyecciones iniciales, lo que impactó en el producto interior bruto.
La evolución económica estuvo condicionada también por los aranceles aplicados en Estados Unidos a productos europeos, lo que generó un efecto adverso en las exportaciones alemanas.
El acuerdo alcanzado en julio entre la Unión Europea y el gobierno estadounidense fijó gravámenes de 15% a la mayoría de los envíos de la región, situación que afecta directamente al sector industrial alemán.
El Bundesbank advirtió en su informe mensual que la economía alemana podría no crecer en el tercer trimestre de 2025, con el estancamiento como escenario más probable.
Entre los factores señalados figuran la debilidad del crecimiento global, la incertidumbre geopolítica y problemas estructurales como el envejecimiento de la fuerza laboral y la burocracia.
Aunque el producto interior bruto mostró un retroceso en el segundo trimestre, se espera que los planes de incremento del gasto en defensa e infraestructura tengan un efecto en la actividad económica a partir de 2026.
Paralelamente, indicadores recientes del sector privado sugieren cierta recuperación en la industria manufacturera hacia el cierre del año.