Según información compartida por el Ministerio del Trabajo, distintas instituciones públicas están trabajando de forma conjunta para diseñar nuevos indicadores que sirvan de base para el ajuste del salario mínimo.
Actualmente, el reajuste se realiza tomando como referencia el Índice de Precios al Consumidor (IPC) elaborado por el Banco Central del Paraguay, lo cual ha sido objeto de cuestionamientos por parte de las organizaciones obreras.
La propuesta incluye una revisión de los hábitos de consumo en el país, lo que implicaría eliminar productos que ya no forman parte de la dieta habitual y sumar otros que tengan mayor impacto en los sectores de ingresos bajos.
La elaboración técnica está siendo acompañada por especialistas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), además de funcionarios del Banco Central y del Ministerio de Economía.
El objetivo es construir un nuevo sistema de medición que represente con más precisión los costos reales para la clase trabajadora, especialmente en rubros como alimentos, frutas, verduras y carnes.
De acuerdo con los datos oficiales, solo el 30% de los trabajadores está formalizado y se beneficia directamente del ajuste salarial.
El restante 70%, que incluye a quienes perciben ingresos por debajo del mínimo y no están registrados en la seguridad social, no recibe el incremento, pero sí absorbe el efecto de la suba de precios derivada del reajuste.
También se mencionó que aproximadamente el 60% de los asalariados percibe menos que el salario mínimo legal, lo que genera un impacto indirecto en la economía familiar de amplios sectores.
El Consejo Nacional de Salario Mínimo (Conasam) se encuentra en proceso de reestructuración, tras la renuncia de su representante obrero.
Las centrales sindicales propusieron un nuevo nombre, y se espera la confirmación del Poder Ejecutivo para convocar a la siguiente reunión del organismo.