
De acuerdo con un análisis de Morgan Stanley Research, la adopción de inteligencia artificial en las empresas del S&P 500 podría generar beneficios netos anuales de 920.000 millones de dólares.
La capitalización de mercado del índice tendría un potencial de incremento de 13 a 16 billones de dólares, lo que equivaldría a entre un 24% y un 29% adicional en comparación con el nivel actual.
El estudio advierte que la transformación será gradual y que no todas las compañías lograrán alcanzar un nivel de implementación total. Sin embargo, la rápida evolución de estas tecnologías podría ampliar el valor estimado.
El informe sostiene que 90% de las ocupaciones se verán alcanzadas por la inteligencia artificial en distinta magnitud.
La denominada IA agencial, con capacidad de planificar y ejecutar tareas con poca supervisión, representaría cerca de 490.000 millones de dólares del beneficio proyectado, mientras que la IA incorporada, como los robots humanoides, sumaría 430.000 millones de dólares.
Los sectores laborales no quedarían exentos de ajustes. El documento indica que, aunque ciertos puestos podrían automatizarse, también surgirán nuevas funciones vinculadas a la gobernanza de datos, el cumplimiento normativo y la seguridad informática.

Morgan Stanley identifica áreas con mayor potencial de creación de valor. En distribución y venta minorista de consumo, la inteligencia artificial podría optimizar la cadena de suministro y la dinámica comercial.
En gestión inmobiliaria, hasta un 37% de las tareas sería automatizable, y en transporte, sistemas autónomos como drones y robots de entrega modificarán la logística.
Industrias como tecnología de hardware, equipos y semiconductores muestran un impacto previsto de menor escala.
La investigación resalta que la capacidad de la inteligencia artificial se ha duplicado cada siete meses en los últimos seis años.
Este ritmo, según el informe, es relevante para que los inversores evalúen la integración de estas herramientas en sus carteras, ya que los resultados podrían marcar un punto de inflexión en la generación de valor económico.