
El oro registró un nuevo máximo histórico al superar los USD 4.490 por onza, en un contexto marcado por tensiones geopolíticas, cambios en la política monetaria y un mayor flujo de inversiones hacia activos vinculados al metal.
Durante 2025, el precio del oro acumuló una suba superior al 60%, consolidando una tendencia sostenida en los principales mercados financieros.
Entre los elementos que acompañaron el movimiento del oro se encuentran las expectativas de recortes adicionales de tasas en Estados Unidos y una mayor presión fiscal sobre el gobierno federal.
A esto se sumó un incremento en la demanda de inversión a través de fondos respaldados por oro, especialmente ETF, que elevaron sus tenencias en más de 12 toneladas en un solo día.
El mercado incorporó episodios de mayor tensión en América Latina, luego de medidas vinculadas al comercio de crudo venezolano.
Estos acontecimientos fueron considerados dentro del análisis de riesgo regional, con posibles implicancias en la estabilidad energética y en la demanda de activos de cobertura.
Más allá de los factores coyunturales, el oro viene siendo respaldado por una acumulación sostenida de reservas por parte de bancos centrales.
La demanda oficial fue suficiente para absorber ventas de inversores occidentales y reducir la sensibilidad del precio del metal frente a los movimientos en las tasas reales de interés.

Las estimaciones para 2026 muestran un rango amplio de escenarios. Bank of America prevé que el oro podría alcanzar los USD 5.000 por onza en los próximos dos años, siempre que se mantengan las condiciones fiscales y geopolíticas actuales.
Desde el World Gold Council se plantean escenarios en los que el precio podría variar entre 5% y 15% al alza, aunque también se contemplan correcciones de entre 5% y 20% ante eventuales cambios en la política monetaria estadounidense.
Un estudio reciente citado por Bloomberg Línea indicó que cerca del 70% de los grandes inversores espera que el precio del oro continúe subiendo hacia finales de 2026, con un 36% proyectando valores por encima de USD 5.000 por onza.
En paralelo, los flujos hacia ETF continúan siendo observados como un indicador relevante para los próximos trimestres, en un contexto donde la demanda oficial mantiene un rol central en el mercado.