El reciente comportamiento del mercado de criptomonedas se encuentra vinculado a un mayor flujo de capital desde actores institucionales, en paralelo al avance de medidas regulatorias en Estados Unidos.
La aprobación de un marco legislativo sobre stablecoins y otras iniciativas desde Washington han generado un entorno más estructurado para la inversión, desplazando en parte el protagonismo de los usuarios minoristas hacia participantes vinculados a la gestión de activos.
Datos de plataformas de monitoreo indican que mientras las descargas de aplicaciones vinculadas a intercambios de criptomonedas mostraron una reducción intertrimestral, el volumen de entradas a través de vehículos como ETF al contado continúa en crecimiento.
Los grandes tenedores privados, con posiciones superiores a 10.000 unidades de Bitcoin, habrían incorporado más de 47.000 tokens en las semanas previas al pico registrado en julio, según cifras recopiladas por firmas especializadas.
Los registros más recientes muestran que parte del flujo especulativo se ha trasladado hacia instrumentos financieros con exposición indirecta a los activos digitales.
Entre ellos se destacan las acciones asociadas a inteligencia artificial y empresas tecnológicas vinculadas al sector.
Además, el comportamiento observado refleja que una porción del interés minorista se canaliza ahora a través de servicios de corretaje y asesoría, en lugar de operar directamente en los intercambios tradicionales.
Mientras parte del sector considera que la integración de instituciones puede aportar mayor liquidez y menor volatilidad, también persisten cuestionamientos sobre el impacto que podría tener la estructuración del mercado en el acceso abierto y la innovación.
A la fecha, los ETF de Bitcoin al contado acumulan ingresos cercanos a los USD 19.000 millones durante el año, lo que sugiere una participación activa tanto de inversores institucionales como minoristas, aunque bajo nuevas formas de intermediación.