Los instrumentos financieros como bonos y acciones ofrecen a los inversionistas distintas características en cuanto a riesgo, retorno y estructura legal.
Ambos representan formas de colocar capital en los mercados, pero su funcionamiento y propósito son distintos.
Un bono es un instrumento de renta fija mediante el cual una entidad emisora, ya sea un gobierno o una empresa, se compromete a devolver el capital invertido en una fecha determinada junto con intereses previamente acordados.
Al adquirir un bono, el inversor no adquiere parte de la propiedad de la entidad, sino que presta dinero a cambio de una tasa de retorno definida.
Este instrumento se caracteriza por ofrecer pagos periódicos de intereses y por tener un plazo de vencimiento.
El riesgo de este tipo de inversión depende del nivel de solvencia del emisor.
A diferencia de los bonos, una acción es una fracción del capital social de una empresa, lo que convierte al tenedor en copropietario.
Invertir en acciones otorga derechos económicos y políticos, como recibir dividendos si son distribuidos y participar en las asambleas de accionistas.
El retorno en este tipo de instrumento depende del desempeño financiero y bursátil de la empresa, lo que puede generar variaciones significativas en el valor de mercado. Las acciones son consideradas instrumentos de renta variable.
Los bonos tienden a ofrecer retornos más previsibles y menores fluctuaciones de precio, mientras que las acciones presentan mayor exposición a variaciones del mercado.
Esto implica que el riesgo asumido por el inversor es diferente en cada caso, así como la posibilidad de obtener mayores o menores ganancias.
Los bonos son comúnmente utilizados por quienes buscan ingresos estables o menor exposición a la volatilidad.
Las acciones, en cambio, son elegidas por quienes buscan participar en el crecimiento de las empresas a través del aumento del valor de sus títulos en el mercado.
Ambos instrumentos pueden ser parte de una estrategia diversificada, dependiendo del horizonte temporal, la tolerancia al riesgo y los objetivos del inversor.