El análisis sobre si el trading con activos digitales constituye una forma de apuesta o una actividad basada en herramientas estadísticas continúa generando distintas posturas en los espacios financieros.
Distintas voces del sector sostienen que, si bien existen elementos de incertidumbre, también se emplean modelos matemáticos y técnicas de análisis que buscan reducir los márgenes de error en las operaciones.
El trading en criptomonedas incluye el uso de indicadores técnicos, patrones de comportamiento histórico, y sistemas automatizados que aplican estadísticas como las medias móviles, el volumen, el índice de fuerza relativa (RSI), o la volatilidad medida por el ATR.
Quienes se dedican a esta actividad señalan que la decisión de compra o venta se apoya en modelos cuantitativos y en la lectura de gráficos de precios, en lugar de depender del azar.
Uno de los principales elementos que diferencia el trading de un esquema puramente azaroso es la gestión del riesgo, que permite establecer parámetros como el stop loss y el take profit.
La alta volatilidad de las criptomonedas implica movimientos bruscos en cortos períodos de tiempo, lo que agrega dificultad a las proyecciones, pero también proporciona oportunidades de entrada y salida para quienes aplican análisis sistemáticos.
Diversos especialistas coinciden en que la especulación financiera, a diferencia del juego, no depende exclusivamente del azar, sino que considera contextos macroeconómicos, comportamientos pasados del mercado y noticias que pueden influir en el precio de los activos.
No obstante, advierten que la falta de formación y la toma de decisiones impulsivas pueden llevar a operaciones con resultados equivalentes al juego, especialmente entre quienes ingresan sin conocimientos técnicos.
En varios países, los organismos de control han iniciado procesos para regular la actividad de los exchanges y establecer criterios que diferencien al trading profesional de prácticas consideradas riesgosas para usuarios sin experiencia.